Cuando sentimos tristeza, apatía, desgana, cambios en el estado de ánimo, alteración del sueño y el apetito, incapacidad o dificultad de disfrutar de las cosas, poco o ningún deseo sexual, podemos hablar de depresión
Es común que en algún momento tengamos sentimientos de tristeza y melancolía de vez en cuando. Sin embargo, estas emociones y sensaciones son transitorias. No pasa lo mismo con la depresión, debido a que los sentimientos no se desvanecen, sino que interfieren en el día a día de la persona.
La sexóloga Lydia Delfino asegura que la depresión se define como una enfermedad mental caracterizada por la incapacidad para disfrutar, en la que impera el desaliento, la fatiga, la tristeza, la infelicidad, la sensación de no poder confrontar los retos diarios y pérdida de interés en el sexo.
“En los casos de depresión crónica en uno de los miembros de la pareja es frecuente la falta de deseo sexual con pérdida o ausencia de las fantasías o pensamientos sexuales, por lo que se dificulta la búsqueda de placer mutuo, con bajo o ningún deseo sexual, perdiendo toda iniciativa sexual”, apunta Delfino.
Parece razonable considerar que la depresión y la disfunción sexual están relacionadas. En general, las enfermedades mentales suelen provocar, con frecuencia, trastornos sexuales y, en este caso, la frecuencia es muy elevada.
Entendemos que la depresión afecta a la sexualidad de forma general, debido a que la sexualidad humana es un aspecto de la salud mental y física de la persona. Por tanto, la frecuencia, el placer, la excitación, el deseo y la capacidad de fantasear se ven afectadas. Esto puede provocar algunas disfunciones sexuales.
Aunque la depresión no es la única razón para la falta de apetito sexual, cuando la pareja no busca ayuda se arriesga a perderlo todo en la relación.
“Cuando nuestra pareja se ve afectada en mayor o menor grado en una depresión es importante comunicarlo al otro miembro de la pareja para luego buscar ayuda profesional y así evitar el aislamiento y el conflicto. Es una situación difícil de tolerar que si se mantiene mucho tiempo podría afectar la integridad de la pareja y la calidad, no solo de la sexualidad, sino de su vida en general”, destaca la experta.
¿Qué hacer?
- En primer lugar, es importante acudir a un experto que pueda diagnosticar la depresión, e incluso medicar en caso de ser necesario.
- Considerar una terapia orientada a resolver el problema. Junto a la medicación ayudará a sobreponerse.
- Tomar pequeños pasos para recuperar la intimidad perdida. No se trata de sexo, sino de acercamiento con besos, caricias y abrazos para disfrutar de nuevo de una sexualidad satisfactoria.
- Buscar ayuda con un sexólogo para recuperar la confianza sexual.
