La rutina sexual se ha convertido en uno de los grandes dolores de cabeza a los que se enfrentan muchas parejas. El miedo a caer en la monotonía empuja a muchas de ellas a acudir a la consulta de un terapeuta sexual. “El deseo sexual inhibido es algo que preocupa a la mayoría de las personas con relaciones estables. El cansancio, la poca variedad en las relaciones y las preocupaciones diarias minan el deseo. Esto provoca que se resienta la complicidad de la pareja y que aumente el número de discusiones”, explica la terapeuta sexual Leire Méndez.

El efecto Coolidge, o efecto novedad, demuestra que el rendimiento sexual aumenta cuando aparece un nuevo compañero o compañera sexual. “Esto se debe a que cuando nos habituamos a un compañero sentimental, los niveles de dopamina (sustancia que genera placer) descienden. Por el contrario, aumentan con la novedad”, aclara Méndez.

A partir del tercer año de relación, o desde que empieza la convivencia en pareja, se corre el riesgo de caer en la rutina. “La convivencia o la llegada de los hijos pueden traer algunos problemas. Pasas de arreglarte para salir a cenar a que el tiempo en pareja tienda a reducirse y a estar en casa de cualquier manera. Por eso es importante cuidar el tiempo que pasamos en pareja y no olvidarse de mantener una actitud sexual”, señala la especialista en terapia sexual Cristina Prieto.

Pero mantener una vida sexual plena y saludable puede ser más sencillo de lo que creemos. La especialista González Ousset da una de las claves: “Hay que erotizarse. Es imprescindible ir por la vida con ojos eróticos. Somos seres sexuales, no hay que olvidarlo”.

Conocida la teoría, toca mirarse al espejo: ¿cómo es mi vida sexual? He aquí diez personas valientes, emparejadas, solteras, casados o divorciados, que se lanzan a definir con sinceridad, y en una única palabra, su vida sexual. El apellido se omite por deseo de los encuestados…

  1. María Jesús (46 años, comercial, casada con dos niños): “Lamentable. Mi marido y yo solo tenemos sexo dos veces al mes, cuando conseguimos no quedarnos dormidos en el sofá o cuando tenemos un fin de semana libre de niños”. 
  1. Gonzalo (37 años, informático, soltero): “Olímpica. Porque más o menos solo consigo hacer el amor cada cuatro años. El resto del tiempo me dedico a entrenar yo solo”. 
  1. Marta (37 años, intérprete, casada): “Regularidad. Mi pareja y yo hacemos el amor unas tres veces por semana, y a menos que haya algún imprevisto, solemos mantener este ritmo sin mayor problema. Tampoco es que lo planifiquemos, simplemente nos sale así”. 
  1. Nicolás (25 años, estudiante, soltero): “Manual. No sé si necesita explicación, pero resumiendo: llevo bastante tiempo sin pareja”. 
  1. Carlos (28 años, responsable de redes sociales, soltero): “Divertida. Porque he intentado probar casi de todo hasta descubrir las cosas que me han gustado. Y las que no me han gustado, por lo menos las he probado”. 
  1. Carmela (52 años, nutricionista, casada): “Ecológica. Nos hemos ido a vivir al campo, así que es muy reconfortante hacerlo rodeados de naturaleza. Y cuando hace buen tiempo hacemos incursiones por el bosque…”. 
  1. Juan (35 años, profesor, con novia): “De champions. Estás toda la semana esperando que llegue esa noche”. 
  1. Óscar (38 años, enfermero, padre primerizo): “Interrumpida. Hace cinco meses que tuvimos a nuestro primer hijo. Todos sabemos lo que eso conlleva. Horas sin dormir, llantos… Y nunca hay tiempo para mucho más. Eso sí, no lo cambiaría por nada del mundo”. 
  1. Carmen (29 años, periodista, con pareja): “ Desde hace ya ocho años que es con el mismo. Pero no me quejo”. 
  1. Gerardo (53 años, administrativo, casado): “Matemática. Dos veces al mes. Ni una más ni una menos”.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/24/icon/1485259428_840164.html